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Dos noticias de estos últimos días han puesto en candelero el tema de la inversión en arte como valor refugio seguro en estos tiempos de crisis y de bajadas de las bolsas. Hace unos días, en febrero, se nos informaba de la venta del cuadro «Los jugadores de cartas» de P. Cézanne por 250 millones de dólares, comprado por parte de la familia real de Catar ( http://www.rtve.es/noticias/20120206/jugadores-cartas-cezanne-cuadro-mas-caro-vendido-subasta/496003.shtml ) y hoy sobre la venta de una de las copias del cuadro «El grito» de E. Munch ( http://t.co/ZicgvCyc ) por casi 120 millones de dólares.
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Señalar que de ambos cuadros hemos hecho referencia en clase de Literatura Universal, al tratar de «El jugador» de Dostoievski ( como ejemplo gráfico de ese ambiente lúdico de los juegos de azar ) y de «La metamorfosis» de Kafka ( por el expresionismo de Munch y de la propia obra kafkiana ). Mientras la economía mundial tiembla, el mundo de las subastas parece vivir ajeno a todo en una burbuja de permanente felicidad que apenas se despeinó cuando en 2008 comenzó oficialmente la crisis financiera. Ante el colapso de bancos y de países enteros, y con las bolsas mundiales sobresaltadas a cada rato, el arte se ha convertido en valor-refugio de los grandes capitales. Como dice EL PAÍS, «existen pocas imágenes en la historia con el peso simbólico de este cuadro y pese a tener más de un siglo de antigüedad, y haber sido concebido en medio de la angustia existencial que envolvió la llegada del fin del siglo XIX, la imagen es tan moderna que resulta imposible que no pellizque el corazón al verla. La desesperación silenciosa de su protagonista, envuelta en una orgía de colores, parece reflejar a la perfección la zozobra, la ansiedad y la incertidumbre en la que vive sumergido gran parte de un planeta que durante décadas creyó estar a salvo de enemigos invisibles y al margen de crisis económicas».
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