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En 1º de Bachillerato este curso nos corresponderá leer la novela histórica EL NOMBRE DE LA ROSA, del escritor italiano Umberto Eco. Es una magnífica obra, que se desarrolla en la Edad Media, en un monasterio, y donde hay mucha intriga, asesinatos, aventuras, etc. Es una novela publicada en 1980 que ha obtenido muchos premios internacionales y la revista americana «TIME» la ha elegido como la CUARTA mejor novela del siglo XX ( sólo detrás del «Ulises» de Joyce, de «El viejo y el mar» de Hemingway y de «El principito» de Saint Exupéry ). Además se ha hecho una versión cinematográfica muy interesante, dirigida por el francés Jean-Jacques Annaud en 1986, con Sean Connery como el detective Guillermo de Baskerville.
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Se trata de una novela tan completa, que os va a servir para asignaturas como Historia, Filosofía, Latín, Religión, etc. Nosotros la vamos a leer en 2 TRIMESTRES. Está dividida en «7 días» y en el 1º trimestre leeremos los 3 primeros días, dejando los 4 restantes para el 2º trimestre. La tenéis en varias editoriales: desde la clásica de «Lumen», hasta la más barata de «Nuevas ediciones de bolsillo». De todas formas yo os dejo aquí el texto en formato PDF para que podáis descargároslo – impreso o no – y leerlo. Si lo hacéis así, recordad que el 1º trimestre sólo leeremos los «3 primeros días».
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PDF: TEXTO COMPLETO (hasta la página 209 ) / WORD: TEXTO COMPLETO ( hasta la página 352 )
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Aquí tenéis un guión para introducirnos en los temas de la novela. Lo vamos a tratar antes de empezar a leerla:
PARA LEER El nombre de la rosa
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Úna tema interesante era cómo copiaban los monjes los libros en la biblioteca ( «scriptorium» ). Aquí os pongo un fragmento donde se alude a esto:
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Los anticuarios, los copistas, los rubricantes y los estudiosos estaban sentados cada uno ante su propia mesa, y cada mesa estaba situada debajo de una ventana. Como las ventanas eran cuarenta (número verdaderamente perfecto, producto de la decuplicación del cuadrágono, como si los diez mandamientos hubiesen sido magnificados por las cuatro virtudes cardinales), cuarenta monjes hubiesen podido trabajar al mismo tiempo, aunque aquel día apenas había unos treinta. Severino nos explicó que los monjes que trabajaban en el scriptorium estaban dispensados de los oficios de tercia, sexta y nona, para que no tuviesen que interrumpir su trabajo durante las horas de luz, y que sólo suspendían sus actividades al anochecer, para el oficio de vísperas.
Los sitios mejor iluminados estaban reservados para los anticuarios, los miniaturistas más expertos, los rubricantes y los copistas. En cada mesa había todo lo necesario para ilustrar y copiar: cuernos con tinta, plumas finas, que algunos monjes estaban afinando con unos cuchillos muy delgados, piedra pómez para alisar el pergamino, reglas para trazar las líneas sobre las que luego se escribiría. Junto a cada escribiente, o bien en la parte más alta de las mesas, que tenían una inclinación, había un atril sobre el que estaba apoyado el códice que se estaba copiando, cubierta la página con mascarillas que encuadraban la línea que se estaba transcribiendo en aquel momento. Y algunos monjes tenían tintas de oro y de otros colores. Otros, en cambio, sólo leían libros y tomaban notas en sus cuadernos o tablillas personales…
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